EL FUTURO ES NUESTRO, NO SUYO.
Dicen por ahí que estamos en medio de una crisis económica.
Algunos la comparan con el famoso “Crack del 29”, y otros hasta con la Guerra
de Cuba de 1898. Sea como sea, en este país (y bastante más allá), vivimos en
una situación insostenible. Que si recortes por aquí, desahucios por allá, un
poquito de corrupción, una pizca de manipulación informativa…en definitiva, un
sin fin de ingredientes que hace que el conjunto sepa a mierda.
Sin embargo, la hipocresía no podría ser más evidente. La
verdad es que puede ser que de vez en cuando, una de cada mil personas consiga
un Iphone gratis, pero tanta chatarra
de última generación rondando por la calle no es normal. O limusinas aparcadas
en las esquinas, cines a tope, tarjetas de crédito quemadas en centros comerciales,
jóvenes que están en paro y sin embargo gastan veinte euros en discotecas, etc.
Esto habría sido normal en la época noventera con Aznar al mando del gobierno,
“cuando éramos grandes y una de las mayores potencias mundiales” o como se dice
ahora “cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades”.
Pero es que, personalmente, no me aclaro. ¿Crisis económica o
crisis de valores? Supongo que me hago demasiadas pajas mentales pensando en un
mundo utópico, donde la empatía sea la base de todo. Un mundo donde mirásemos
alrededor y valoráramos lo que tenemos y lo capaces que somos en realidad de
cambiar lo que nos rodea, o al menos de cambiarnos a nosotros mismos, ¡que ya
es mucho decir!. Mirar más allá de las grandes multinacionales, salir al campo y
desconectar de la pantalla global en la que vivimos. Alimentarnos sin necesidad
de maltratar y asesinar animales. Deshacer el nudo de la venda que tenemos
puesta en los ojos y no dejarse manipular por nadie ni nada. Y, que de vez en
cuando, seamos desobedientes con los que nos hacen creer que la vida será
perfecta si nos quedamos donde estamos calladitos y sin molestar.
Sería la primera hipócrita si no me considerara una víctima
de todo esto. A veces es difícil poner los pies sobre la tierra, pero creo que
mis pasos hacia delante son cada día más firmes. El futuro es nuestro, y no hay
mejor momento que ahora para dirigirlo hacia un lugar mejor.